La educación financiera es una de las materias que todo el mundo debería estudiar desde una edad temprana. Esto no sólo significa aprender a recortar gastos, ahorrar y ahorrar dinero.
Es un mecanismo para conocerte a ti mismo, entender cuáles son tus prioridades y mantener tus finanzas equilibradas a lo largo de tu vida.
El resultado de todo ello es el crecimiento personal y la estabilidad emocional. Al fin y al cabo, nadie está tranquilo con las deudas acumuladas, la cuenta en números rojos y los sueños estancados.
Y lo mejor es que no hay edad mínima ni máxima para empezar, lo importante es tomar la iniciativa.
¿Qué es la educación financiera?
Si no entiende muy bien este concepto, se define como un proceso en el que las personas mejoran su comprensión del dinero y los productos con información, formación y orientación.
En otras palabras, con la educación financiera aprendes a analizar los riesgos y beneficios de una compra y cómo puede repercutir en tu presupuesto.
Esto le ayudará en su toma de decisiones, cuando se enfrente a un banco que ofrezca un producto o una prenda en oferta.
Con esto también es posible pensar en tu futuro y planificar adónde va tu dinero.
La importancia de la educación financiera
Comprender la importancia de la educación financiera es muy importante para poder implicarse en su aprendizaje.
Tener educación financiera es un paso fundamental hacia la estabilidad financiera, pero requiere compromiso y mucha organización.
Poner los gastos por escrito, anotar los remanentes y planificar los riesgos es esencial para que tengas tranquilidad sobre tus finanzas incluso en un momento de dificultad económica.
Disponer de un plan financiero
Este proceso implica mucha organización, desde tu relación con el dinero hasta el tipo de compra que empiezas a priorizar (o a despriorizar).
Después de adoptar una postura más cuidadosa con tus gastos, redefines lo que es más importante, entiendes si esa compra era realmente necesaria o si fue sólo un impulso.
Si gasta su dinero con planificación, tendrá mucha más previsibilidad sobre su presupuesto y evitará la necesidad de recurrir a créditos caros en momentos de estrés.
Encontrar el equilibrio emocional y la satisfacción
Nada mejor que ver que te sobra dinero en la cuenta bancaria y que ese proyecto personal va camino de hacerse realidad.
Aunque el tópico dice que el dinero no da la felicidad, el trabajo de dedicarse a las finanzas genera resultados positivos.
Hace que te sientas satisfecho contigo mismo por haber conseguido un objetivo, aumenta tu autoestima y, en consecuencia, garantiza una buena salud emocional.
Y también es un incentivo para seguir ahorrando e invirtiendo en lo que realmente merece la pena.